Kiss Me Later
Mentes Frías, Camas Calientes. Oh Yeah.
jueves, 5 de septiembre de 2013
martes, 8 de enero de 2013
miércoles, 23 de mayo de 2012
martes, 13 de diciembre de 2011
viernes, 7 de octubre de 2011
domingo, 4 de septiembre de 2011
martes, 12 de julio de 2011
lunes, 16 de mayo de 2011
Es imposible evitar tu radiante sonrisa. Te sonrío de vuelta y me haces olvidar mis problemas. Y de pronto, es solo un baile. Un hermoso, estúpido, y espero que eterno, baile. Tan incógnito como debería ser, tan glamoroso y liberador. Tu pelo vuela mientras te giro una y otra vez, tal bailarina de ballet. Podría estar así contigo cien vidas seguidas, millones de años sin descanso por solo admirar tus ojos y tu sonrisa inocente y coqueta. Podría vivir estos minutos mil veces sin cansarme de contemplarte. Tu hermoso pelo castaño por fin acepta la gravedad y mientras tu paras, cae sobre tus hombros y tus pechos. Un mechón cubre uno de tus ojos, y yo riéndome, lo pongo en su lugar. Todo parece asombrosamente perfecto hasta que recuerdo que no lo es. Recuerdo las palabras de tu padre y un calambre se apodera de mi estómago. Intento disimular, pero me conoces tan bien...puedo oler tu preocupación. Oh, cariño. Mi alma gemela, mi vida, mi amor. Cuanto llorarías si supieras qué me borra la sonrisa del rostro en tu presencia y lo cruel que puede ser el destino. Cuanto llorarías por mí y porque ya es demasiado tarde para hacer lo correcto. Ni una lágrima por ti, preciosa. Pero juro que yo podría haber bautizado un nuevo mar en tu nombre. Semanas llevo, querida, con los ojos irritados de tanto llorar. No de cansancio, como siempre te digo, sino de llorar del dolor horrible que me invadió tras oír mi deber. Sin embargo, eres tú quien se lleva la peor parte.
Todo esta en cámara lenta. Me despido de ti culpando al cansancio y me voy a buscar una copa. No quiero que sepas que lo hice yo. Lo que voy a hacer. Por favor, desaparece. Por lo que más quieras, en estos cinco minutos, desaparece. ¡YA! ¡VETE!
Solo vete.
Entro al salón rogando por tu ausencia, solo para verme decepcionado por tu aura aún presente. Es entonces cuando comienza la cacería. Te veo salir al jardín y te sigo lo menos sigilosamente posible, rezando que me veas y huyas. No me notas hasta que estás sola. Y lejos. Demasiado tarde para los dos. Corro lo más lento posible, pero ni tus zapatos ni tu vestido te ayudan. Ay, amor. No puedo evitar que lágrimas corran por mis mejillas incontrolablemente, pero tengo la suerte de tener la cara cubierta con la capucha de la capa. Camino, pero es imposible perderte el rastro. Cómo quisiera ahora sacarme los ojos y perder cada sentido.
Es una noche oscura y sin estrellas, y las lágrimas corren por sus mejillas. Tan cansada, mi pobre dama.
[...]
miércoles, 23 de marzo de 2011
lunes, 8 de noviembre de 2010
jueves, 2 de septiembre de 2010
lunes, 30 de agosto de 2010
martes, 15 de junio de 2010
lunes, 10 de mayo de 2010
jueves, 15 de abril de 2010
jueves, 8 de abril de 2010
miércoles, 31 de marzo de 2010
jueves, 18 de marzo de 2010
jueves, 5 de noviembre de 2009
lunes, 8 de junio de 2009
martes, 21 de abril de 2009
lunes, 20 de abril de 2009
Mi señor, como podría yo saber que al besar sus labios genoveses la muerte negra de los esqueletos danzantes nos concedería el respiro final. Cómo sabría que el triunfo de la muerte nos iría a condenar.
domingo, 19 de abril de 2009
viernes, 6 de marzo de 2009
Maldito seas, vampiro. Tú, que robas mi energía vital por medio de tus besos de fuego, que me quemas sin convertirte en cenizas, maldito vampiro inmortal y despiadado, dotado de seducción y pura maldad vertida en tu mirada, hijo de lobos y nieto de serpientes venenosas , maldito seas. Maldito seas porque me encarcelaste sin jaula, me atrapaste sin trampa y me hiciste sonreír al concretar el acuerdo. Porque robas mi sangre oxidada con tus labios de miel y la entremezclas con tu esencia de galán. Maldito seas, amigo mío, porque cuando empiezas a creer que mis labios saben a caramelo veo el autocontrol en tus ojos, seguido por la frustración de un deseo incumplido y rechazas mis besos en busca de una distracción. Porque sé que no fui la única y que habrá una siguiente. Porque me derrito al tocar tu piel de hielo y me hielo al mirar tus ojos.
Maldito seas vampiro, porque me haces amarte hasta la muerte, y no podré vivir para contarlo.
Dedicado a mi vampiro personal.
jueves, 6 de noviembre de 2008
VII
¿Quién dice que los zapatos no son importantes? Recuerdo pasar horas, horas y más horas esperando que compraras tus famosos zapatos. Y sí, debo admitir que eran bonitos. Quizás hasta preciosos. Pero no lo suficiente como para armarme de valor y soportar la tortura que son esos centros comerciales del centro. Ahora…ahora ya no me llevas a esos centros. Más bien estás callada. Aunque debo admitir que, a veces, siento que me susurras palabras de amor que alguna vez olvidaste, esas frases clichés dignas de un poeta sin recursos. Quizás eres como un poeta sin recursos, embalsamada en tus propios pensamientos, inmóvil de terror y de locura. Pero, debes mirarlo por el lado amable. Ahora tú eres como esos zapatos, expuesta en una vitrina y bien cuidada, a la espera de alguien que te lleve a casa. A mi casa.
miércoles, 29 de octubre de 2008
VI
Decidí comprarte un par de zapatos para compensar mi ausencia. Pensé que sería lindo llegar de sorpresa. Un día antes no le hace mal a nadie. Abro la puerta y te veo. Estás radiante. Demasiado radiante quizás. Las fechas no me calzan y veo el closet entreabierto.
-El padre de tu hijo espera en el closet. ¿No lo vas a atender?- digo mirándola.
-¿Cómo supiste?...
-¿La parte del amante o la del hijo?
-Ambas
-Disimulas mal. Aquí está tu regalo.-digo mientras se lo lanzo a los pies.
La tomo del brazo, la empujo y golpeo su estómago con fiereza. Empieza a sangrar. Pérdida. Voy al clóset a matar al bastardo. Abro y lo único que veo es un regalo. Una cuna.
-… ¿Qué…qué significa esto?
- Aquí esta tu regalo.- me dice con dolor mientras extiende sus manos llenas de sangre en mi dirección.
V
Otra hora más esperando clientes en la calle. Mis tacos me matan. Llevo días sin comer por esperar el dinero suficiente para poder retirarme al menos 2 semanas. Un auto se acerca, y me recoge, otro cuarentón con un matrimonio fracasado. Otro tipo desesperado por sexo. Uno más. Mientras pague todo bien. Es un buen motel al menos. No podría pagarlo yo. Ok, ahora es tiempo de fingir. Oh si, más, más. Que aburrido. Con justa razón su matrimonio fracasó. No le da ni para satisfacer a una gata en celos. Que…que le pasa. Ya basta, basta de ahorcarme. Me…ahogo. ¡Mi zapato! ¡Si, mis tacos, pueden servir! Justo en el blanco. Mierda, creo que fue demasiado fuerte. Ay, no, sangre, sangre. Que hago, que hago. Me voy. Si, si, es mejor irse, mejor corro. No vayan a saber que lo maté.
IV
Acaricio mi nuevo zapato. Pienso en lo caro que salió, tallado y hermoso como es. Me pregunto de qué color habrá sido alguna vez. Lo sé. Ahora sólo puedo ver lo blanco de su dureza. Debe ser cómodo, debe traer recuerdos. Debe darte ese aire de superior. De alguien con quien no te puedes meter. Si, así debe sentirse al ponérselo. Pero, aún pensando en todo eso, no me atrevo. Introduzco mi pie con cuidado y terror, con ansias. Ansias de sentir miedo. Ya puesto, me siento mejor. Me siento… asesina. Y me trae recuerdos. Y me siento superior. Y siento su comodidad, su dureza. Entonces pienso en lo caro que salió envenenar a mi esposo para fabricar este par de zapatos. Pero no me arrepiento. Son los zapatos más cómodos que he usado en mi vida. Los únicos zapatos óseos jamás calzados.
III
Diez segundos. Te beso y se me escapa una lágrima. Nueve segundos. Te desvisto tan rápido como puedo. Ocho segundos. Te toco entera, te lamo, te manoseo. Siete segundos. Te penetro. Seis segundos. Me voy dentro de ti. Cinco segundos. No puedo mirarte a la cara y miro al suelo, veo tus zapatos. Cuatro segundos. Están manchados. Tres segundos. Con tu sangre. Dos segundos. Estás muerta. Un segundo. Él me mira y sonríe satisfecho, obedezco. No más segundos. El veneno surte efecto.
II
Te tomé la mano. Me miraste con una cara curiosa, como cuestionando mi acción. Te pedí que cerraras los ojos y lo hiciste. Respiramos profundo y me lanzaste una de esas sonrisas resignadas que sólo tú sabes dar. Nos lanzamos al aire. Tu zapato izquierdo fue lo único que no voló junto a nosotros hacia el pavimento.
I
Cómo no recordar ese día. Justo antes de que te encontrara habías ido al mall y llevabas ropa vieja en una bolsa y un vestuario nuevo puesto, incluyendo unos zapatos blancos con brillantes. Todo era nuevo y reluciente, y te hacía ver como una diosa, una diva, inmortal. Una escultura veneciana con colores eternos e inolvidables. Te hiciste intocable. Hermosa, envidiable. ¿Ahora entiendes por qué debía poseerte? Un objeto de colección como eras, debía tenerte. Tocarte, amarte. Cuántas veces te lo demostré en la cama que te obligué a compartir. Cuántas veces te amé uña por uña, dedo por dedo. Cuántas veces salpiqué esos zapatos nuevos con tu tinta roja. Y cuantas, dime cuantas, te hice limpiarlos con tu lengua. Ese sabor a dulce derretido que luego extraía de tu boca, que tomaba de cada miembro que te desgarraba, ese sabor a dulce amargo que no se encuentra en cualquier lado. Ah, qué placer el escogerte. Mi diosa, mi diva, mi inmortal belleza veneciana. Mi princesa de los zapatos rojos y despiadados.
Te veías hermoso.
Tu brillante cabello mezclado con barro
Y tus hermosas y largas uñas llenas de mi piel.
Fue la primera vez que realmente te amé.
Estabas revestido de la sangre de tus extremidades cortadas,
Y con una expresión de horror en tu angelical y pacífica cara.
Quizás eso fue lo que me obligo a hacer esto,
Tu perfección y mi ausente pasión.
Pensar que irás a parar a un basurero,
Ese frente al cine,
Aquel vertedero.
Pensar que ahí te conocí y ahí mismo te capturé,
Y sin amarte menos que ahora de tus musculosos brazos te despoje.
Solía creer que sería difícil,
Que tendría que correr antes de atrapar,
Y que jamás te dejarías torturar.
Extrañamente,
No opusiste resistencia.
¿Es que acaso confiabas tanto en mi como para entregarte?
Y fue así,
¿Me creías capaz de matarte?
Quizás confiabas en mi debilidad,
Y que cómo siempre,
Volvería a llorar.
Moretones y heridas,
Golpes que me dejaban sin vida,
Si yo cada vez moría,
A ti no te daré la muerte en un día.
Sexo.Sexo.Sexo.Sexo. No puedo evitarlo, ven aquí. Ven, maldita perra, ven y haz lo que se me dé la gana. Exactamente asi, perrita, asi...eso, resistete, llora, grita. ¡SUFRE! Te lo ordeno. ¡SUFRE! Jajajaja. Acerca tu cuello a mis manos, eso es...sé que te gusta el dolor, vamos, lo haré con delicadeza. ¡MUERE MALDITA PUTA!
Déjame...recobrar...el aliento. Es cansador...alucinar. Aaaah. Maravilloso crystal meth. Hermoso y placentera droga.
Oh shit. Eso...eso...¿es alguien? ¿No eran sólo alucinaciones? Él me dijo que...mierda! ¿Que hago?¿Que hago? Ya lo sé.
Una chimenea más se prende dentro de la ciudad.
Tristemente, aún sigo aqui. Limpiando, barriendo, y cuidando al pequeño mocoso cada vez que llega de clases. Todo por un par de dolares que no alcanzan ni para alimentar a ese gran Rottweiller que tienen en casa. Mayordomo para que? Para soportar sus mañas y comentarios indeseables, sabiendo que no podré salir de aqui en toda mi vida.
Me voy de aqui vivo o muerto, aunque no pueda golpear la puerta al salir.
¿Como explicarte que ya estaba harto de que intentaras ocultarmelo? Yo sabía que el no estaba bien, que no sobreviviría, y como lo festeje en cuanto lo supe. ¿Como explicarte que ese tal por cual que tanto amabas no era más que alguien que se aprovechaba de ti y robaba de tu comida y abusaba de tu hospitalidad?
Aunque tu no lo supieras, yo ya sabía que eramos 3 hacía bastante tiempo, y me negaba a ignorarlo.
Realmente, no puedo decir que odiaba al bastardo. Apenas lo conocía. Pero después de 6 meses de esperarlo junto a ti, soportando tus mañas y tus arranques nerviosos, tus antojos y tus alteraciones hormonales, tu no me agradabas demasiado. Y a pesar de estar unidos por un anillo y las palabras de un sacerdote, la paciencia no es mi fuerte.
Bien por nosotros que ese idiota en formación no se alcanzara a desarrollar por completo, asi me libero de una carga y de una incubadora con antojos, y vuelve la hermosa y simpática esposa que tenía antes. La estaré esperando con ansias.
Cae la noche, y ella aún sigue ahi...llorando,desconsolada, triste y solitaria. Entonces una figura femenina se aparece y la cautiva desde lo más profundo, haciendola olvidar a quien alguna vez fue su Dios y plantandole una sonrisa en su cara.
La figura femenina se aleja de a poco, y ella vuelve a estar triste. Todo se vuelve negro. La noche la cubre, y todo parece sombras.
Entre al departamento y alguien golpeó mi hombro para salir, apurada. Mira hacia atrás, no eras tú. Luego fui al salón, y ahí estabas, con olor a sexo y mirada degradante, formulandome preguntas que no podía responder. Me hablaste y mis oidos no te escucharon. Tus manos en mi cara. Mi mente en blanco.
Un sonido de golpe y tu cara enrrojecida, por el dolor y por la rabia. Vi una lágrima tuya caer y entonces supe que ahora tu eras la sometida en nuestra cama.
¿Quién podría explicarme ese escalofrío que recorría mi cuerpo? Él sabia precisamente lo que hacía, hasta volverme loca de placer, mientras reía por mi vulnerabilidad momentanea. Eso es algo que jamás pude contener, la lujuria, la pasión. Siempre fue mi debilidad, mi debilidad espontanea y urgente, que se desataba en cuanto surgía. La misma que fue mis sueños y mis pesadillas, que empezo a crecer desde pequeña hasta hacerse incontenible. La misma lujuria que comenzó a experimentar, porque no era yo, sino ella, y que no podía mantenerse estable. La lujuria, la que hace crecer mi libido dia a dia, el cual descargo con personas como él. Si, la lujuria...mi propio pecado capital.
-Esto es lo último que nos queda, ¿sabes? Nuestro último momento juntos, acompañados por árboles que crecieron junto con nosotros. ¿Serán talados al morir nosotros? ¿O serán acompañantes eternos de nuestra desdicha inigualable?
Ella lo miró, inclinada hacia la segunda opción.
-No llames desdicha al producto de la prohibición. Lo que sentimos es frustración por no poder contra el mundo.
-Pero, querida, ¿Acaso no recuerdas las miradas de aquella gente?
-¿Que si las recuerdo? No creerás que todos ellos perdieron su vista por arte de magia ¿o si?
- ¿Que insinúas?
-Digamos que me encargué de que nadie recibiera esa mirada denuevo. Lo mio no es desdicha, es odio, querido.
El se comenzó a distanciar, aterrorizado por la idea de casi haber cometido suicidio junto a una psicopata homicida. Porque si hizo eso por unas miradas, no le cabía duda de que algún muerto a su cargo habría por ahí.
-¿Que pasa, amor? ¿Es que acaso te asusta que yo sólo quiera lo mejor para esta pareja?
-¿Lo mejor? ¿Es para ti lo mejor asesinar gente?
- Un par de muertos aqui y allá, no son nada. ¿No deseas abrazarme como solias hacerlo, bajo la luz de la luna?
- ¡Já! Eso quisieras...además, estamos en plena luz del día.
-Si me dijeras que si, partiría el cielo en busca de estrellas y un manto negro para poner por cielo.
Ya ninguno de los dos sabía por qué estaba ahi. Ambos sabían que el tren pasaría en un cuarto de hora, y que si no morían juntos, al menos uno terminaría sin vida. Él pensaba en un plan para deshacerse de la loca. Ella pensaba en cómo conquistarlo en menos de 15 minutos.
- Ven aqui, amor mio. Sabes que todo lo hice por nosotros.
Entonces el supo que hacer.
-Tienes razón, amada mia. Perdona mi descaro al contradecirte. No he podido evitar contemplar tu belleza ni siquiera estando enojado con vuestro hermoso ser. Tu virtud ha de ser del tamaño de tu hermosura, y tus defectos deben ser tan pocos como el número de flores que crecen en el frio de la nieve.
-Vuestros halagos han comprado tu perdón, querido.- dice ella, sonriendo.
El se le acercó, la tomó por la cintura, y pegandola a el, la besó. La besó eternamente, con lujuria, con rabia, con amor. Fue en el último minuto cuando aquella mujer se dio cuenta del lugar en donde estaban parados. Ellos, besandose, en medio de la linea del tren,. Ya habían pasado los 15 minutos. Para cuando quiso reaccionar, ya no quedaban más que segundos.El la abrazó tan fuerte, que incluso antes de que el tren pasará, ella ya estaba muerta y perfecta, en sus brazos. Entonces el tren pasó, y ninguno de los dos antes preciosos seres, resultó ni remotamente agraciado frente a la vista humana.
Después de todo, ambos cumplieron el plan inicial.
Lástima que tu no querías solo eso.
Luego de 2 meses de amarte con ternura, llegó el dia en que nos encontramos solos en tu estudio, tirados en un sofá. Yo mirando el techo, ese techo de madera que ya se derrumbaba, y tu mirando mi rostro que no tenía gracia ni para el más ciego del lugar. Me tocaste donde nadie te habia autorizado, y yo te empujé, botandote del famoso sofá.
Te enojaste.
Podía ver la furia en tus ojos, el cansancio.
Y mi corazón se agitaba desesperado, urgente por ayuda. Mirando a todos lados, buscando forma de escapar. No podía dejarte tocarme, oh no, y menos en contra de mi voluntad. Asi que me tiré por la ventana. Tan simple y efectivo como eso. Y tu te reías, que fue lo que más me sorprendió. Te reías, de frustración, porque te gané. Te gané en tu propio y sucio juego, cariño mio. Me maté y gané.
Ella cerró los ojos, buscando en su mente la última mirada que él le otorgó. Ella lo ama aún, ella lo adora. Pero no sabe que su mente le juega malas pasadas. No recuerda nada. Ella no estaba bien. Nada bien. Lo recordaba con amor, cariño, ternura...ella lo recordaba tal como era.
El era cariñoso, amable, todo un galán. El era el hombre perfecto. Pero los moretones en su brazo no le decían eso. El era el hombre perfecto. Perfectamente idolatrado por una mujer estúpida. Una mujer estúpida y sumisa, de pelo rizado y rubio, ojos grises y mirada escondida.
Era su principe, era su amor. Jamás le haría daño, jamás. La cuidaba y protegía de otras bestias, el era su salvador.
¿Por qué no la querían soltar?
Ella sólo quería correr hacia su cuerpo, hacia dentro de su descuidada casa. Decían que allí había un psicopata. No de los que matan, de los que acechan. Y tomarlo entre sus brazos, para saber que estaba bien, que nada pasaría. Un disparo en su mente.
Dos disparos.
Ella se suelta y corre hacia la casa.
Su amado muerto, pero hace horas. Ya ni color tenía su piel. Los policías venían a buscarla denuevo. Ella lo amaba, si lo amaba.
Un disparo. Dos disparos.
En su mente, otra vez.
Un flashback.
Sangre, odio, traición.
Adiós, adiós.
Y lo recordó todo. Sus besos, su amor, sus sonrisas y su muerte. La muerte que había provocado. Ella corre, corre hacia el dormitorio. En el velador, una pistola. A su sien y ¡búm!
Los policías se detienen y la miran con tristeza.
Parecía dormir, como cuando iba a mi casa y cansada tras un arduo dia laboral, se iba a descansar a la cama que por aquellos tiempos compartiamos. Mi casa era pequeña, y no tenía donde más dejarla reposar.
Pobrecita. Cuando despertara y se diera cuenta de lo que le había pasado, querría desaparecer del mundo. Aunque, debo decir, espero que no recuerde que el culpable en todo esto fui yo. Eramos amigos desde la infancia, y desde su provocadora adolescencia que me costaba resistirme. Jamás me le insinue, ni siquiera trate de tocarla. Pero las ganas de poseerla se hicieron demasiadas. Ella tuvo la culpa. Ella, siempre coqueta, conmigo y con quien se le atravesara, casi sacandome celos. Y no pude controlarme, no pude. Se lo merecia, la muy perra. Se follaba a quién lo quisiera y la muy puta, jamás me dejo si quiera tocarla un poquito. Ni siquiera un poquito. Ella no tenía ni que moverse. Decía que me tenía "un cariño especial". ¿Que clase de hombre acepta eso? Tengo malditas necesidades, y no voy a esperar a que ella le baje la pasión por mi. De todas formas, lo más probable es que no se de ni cuenta. La visto, la pongo en su cama, y para cuando despierte creerá que todo fue una pesadilla. No sería la primera vez. Maldita perra.
Maldita. No me dejaste partir contigo.
Mi corazón bombea aire...desilusión.
Nostalgia.
¿Dónde estás?
Amor, ¿Dónde estás?
Necesito ir a buscarte.
¿Qué es eso? Escucho un tambor...lento..más lento...quizás son las drogas que tome para calmar mi dolor. Oh, el tambor para..de a poco.
Suenan ambulancias, y luego un pitido.
Largo.
Corriente eléctrica y todo se acabo.
Allá voy, mi doncella.