jueves, 15 de abril de 2010

Ella es mi dulce angustia de terciopelo amargo. Una diosa bañada en oro y sarcasmo, ninfa de taco alto y vestido de seda teñido de negro. Tristeza de mis ojos, sonrisa de mi boca cansada y agonizante. Mi muerte hermosa y sombría, viuda negra acechante de mi sangre. Próximo a la muerte, pienso en si valió la pena. ¡Ah! Mi fiel veneno, mi amable reina. Claro que valió la pena, daría 100 años de tortura por uno de su belleza. Uno de sus caricias, uno de sus confidencias. 1000 años de tortura por una tarde de sus mejillas ruborizadas y su sonrisa inocente. Lo que quieras por mi muerte, por mi sangre, por mis venas. Lo que quieras por mi alma, devota y enamorada. Y en mis últimos dias de vida, no ruego por mi vida ni por mi prole, no ruego por mi descanso ni por mi paz, ruego por tus besos y tu sonrisa, tus cariños y tu maldad. Solo ruego por una noche más.

No hay comentarios: