martes, 13 de diciembre de 2011

Hoy sólo me queda mirar por la misma ventana sombría que abandoné cuando ella llegó. Pensar que hace dos años, estaba justo aquí con exactamente las mismas intenciones y deseos, y que hace uno me quería mantener tan lejos de esto como fuese posible. Fue tan fácil querer dejarlo todo, y tan imposible hacerlo. Fue necesario sacrificar lo nuestro para que yo notara que estoy metida hasta el cuello y que pueden deshacerse de mi cuando lo deseen. Fue necesario volver aquí para que pensara en esto. Me pregunto... ¿Debería ir a buscarla? ¿Querrá que lo haga? Según recuerdo, su secuestro no fue tal. Ella no se veía en desacuerdo. Y es probablemente esto es lo que más me hirió. Eso, y el saber que ahora debo obedecer a quienes la tienen, sabiendo que no la podré volver a ver. Aborrezco el tener conocimiento de su juego, cuando era tan feliz en la ignorancia de creer que me amaba. Y esta maldita ventana ... esta maldita ventana que me mostró su reflejo por primera vez, la ventana que ella cerró cuando me bajé del borde, la ventana llena de oscuridad y sombras que envuelven mi alma cada vez que pienso en ella. La ventana que ahora sella mi destino al abrirse de par en par, permitiendo mi caída. No, no debería ir a buscarla. Y si, probablemente quiere que lo haga. Pero eso ya no importa. No importa cuando ves al piso acercarse veloz y puedes contar hasta el impacto...3,2,1. Angela.