miércoles, 29 de octubre de 2008

VI




Decidí comprarte un par de zapatos para compensar mi ausencia. Pensé que sería lindo llegar de sorpresa. Un día antes no le hace mal a nadie. Abro la puerta y te veo. Estás radiante. Demasiado radiante quizás. Las fechas no me calzan y veo el closet entreabierto.


-El padre de tu hijo espera en el closet. ¿No lo vas a atender?- digo mirándola.

-¿Cómo supiste?...

-¿La parte del amante o la del hijo?

-Ambas

-Disimulas mal. Aquí está tu regalo.-digo mientras se lo lanzo a los pies.


La tomo del brazo, la empujo y golpeo su estómago con fiereza. Empieza a sangrar. Pérdida. Voy al clóset a matar al bastardo. Abro y lo único que veo es un regalo. Una cuna.


-… ¿Qué…qué significa esto?

- Aquí esta tu regalo.- me dice con dolor mientras extiende sus manos llenas de sangre en mi dirección.

V




Otra hora más esperando clientes en la calle. Mis tacos me matan. Llevo días sin comer por esperar el dinero suficiente para poder retirarme al menos 2 semanas. Un auto se acerca, y me recoge, otro cuarentón con un matrimonio fracasado. Otro tipo desesperado por sexo. Uno más. Mientras pague todo bien. Es un buen motel al menos. No podría pagarlo yo. Ok, ahora es tiempo de fingir. Oh si, más, más. Que aburrido. Con justa razón su matrimonio fracasó. No le da ni para satisfacer a una gata en celos. Que…que le pasa. Ya basta, basta de ahorcarme. Me…ahogo. ¡Mi zapato! ¡Si, mis tacos, pueden servir! Justo en el blanco. Mierda, creo que fue demasiado fuerte. Ay, no, sangre, sangre. Que hago, que hago. Me voy. Si, si, es mejor irse, mejor corro. No vayan a saber que lo maté.  

IV




Acaricio mi nuevo zapato. Pienso en lo caro que salió, tallado y hermoso como es. Me pregunto de qué color habrá sido alguna vez. Lo sé. Ahora sólo puedo ver lo blanco de su dureza. Debe ser cómodo, debe traer recuerdos. Debe darte ese aire de superior. De alguien con quien no te puedes meter. Si, así debe sentirse al ponérselo. Pero, aún pensando en todo eso, no me atrevo. Introduzco mi pie con cuidado y terror, con ansias. Ansias de sentir miedo. Ya puesto, me siento mejor. Me siento… asesina. Y me trae recuerdos. Y me siento superior. Y siento su comodidad, su dureza. Entonces pienso en lo caro que salió envenenar a mi esposo para fabricar este par de zapatos. Pero no me arrepiento. Son los zapatos más cómodos que he usado en mi vida. Los únicos zapatos óseos jamás calzados.

III




Diez segundos. Te beso y se me escapa una lágrima. Nueve segundos. Te desvisto tan rápido como puedo. Ocho segundos. Te toco entera, te lamo, te manoseo. Siete segundos. Te penetro. Seis segundos. Me voy dentro de ti. Cinco segundos. No puedo mirarte a la cara y miro al suelo, veo tus zapatos. Cuatro segundos. Están manchados. Tres segundos. Con tu sangre. Dos segundos. Estás muerta. Un segundo. Él me mira y sonríe satisfecho, obedezco. No más segundos. El veneno surte efecto.

II




Te tomé la mano. Me miraste con una cara curiosa, como cuestionando mi acción. Te pedí que cerraras los ojos y lo hiciste. Respiramos profundo y me lanzaste una de esas sonrisas resignadas que sólo tú sabes dar. Nos lanzamos al aire. Tu zapato izquierdo fue lo único que no voló junto a nosotros hacia el pavimento.

I


Cómo no recordar ese día. Justo antes de que te encontrara habías ido al mall y llevabas ropa vieja en una bolsa y un vestuario nuevo puesto, incluyendo unos zapatos blancos con brillantes. Todo era nuevo y reluciente, y te hacía ver como una diosa, una diva, inmortal. Una escultura veneciana con colores eternos e inolvidables. Te hiciste intocable. Hermosa, envidiable. ¿Ahora entiendes por qué debía poseerte? Un objeto de colección como eras, debía tenerte. Tocarte, amarte. Cuántas veces te lo demostré en la cama que te obligué a compartir. Cuántas veces te amé uña por uña, dedo por dedo. Cuántas veces salpiqué esos zapatos nuevos con tu tinta roja. Y cuantas, dime cuantas, te hice limpiarlos con tu lengua. Ese sabor a dulce derretido que luego extraía de tu boca, que tomaba de cada miembro que te desgarraba, ese sabor a dulce amargo que no se encuentra en cualquier lado. Ah, qué placer el escogerte. Mi diosa, mi diva, mi inmortal belleza veneciana. Mi princesa de los zapatos rojos y despiadados.

Especial de zapatos.

Por los muchos cuentos que escribi para el concurso, ahi se van 6.

Te veías hermoso.

Tu brillante cabello mezclado con barro

Y tus hermosas y largas uñas llenas de mi piel.

Fue la primera vez que realmente te amé.

Estabas revestido de la sangre de tus extremidades cortadas,

Y con una expresión de horror en tu angelical y pacífica cara.

Quizás eso fue lo que me obligo a hacer esto,

Tu perfección y mi ausente pasión.

Pensar que irás a parar a un basurero,

Ese frente al cine,

Aquel vertedero.

Pensar que ahí te conocí y ahí mismo te capturé,

Y sin amarte menos que ahora de tus musculosos brazos te despoje.

Solía creer que sería difícil,

Que tendría que correr antes de atrapar,

Y que jamás te dejarías torturar.

Extrañamente,

No opusiste resistencia.

¿Es que acaso confiabas tanto en mi como para entregarte?

Y fue así,

¿Me creías capaz de matarte?

Quizás confiabas en mi debilidad,

Y que cómo siempre,

Volvería a llorar.

Moretones y heridas,

Golpes que me dejaban sin vida,

Si yo cada vez moría,

A ti no te daré la muerte en un día.


Oh si. Otra dosis, otra dosis de ese paraíso incomparable de alucinaciones. Una y otra vez hasta que mi brazo quede morado. No importa donde ni como, ¡Sólo entierra esa maldita aguja! Aaaah, si...mucho mejor.

Sexo.Sexo.Sexo.Sexo. No puedo evitarlo, ven aquí. Ven, maldita perra, ven y haz lo que se me dé la gana. Exactamente asi, perrita, asi...eso, resistete, llora, grita. ¡SUFRE! Te lo ordeno. ¡SUFRE! Jajajaja. Acerca tu cuello a mis manos, eso es...sé que te gusta el dolor, vamos, lo haré con delicadeza. ¡MUERE MALDITA PUTA!

Déjame...recobrar...el aliento. Es cansador...alucinar. Aaaah. Maravilloso crystal meth. Hermoso y placentera droga.
Oh shit. Eso...eso...¿es alguien? ¿No eran sólo alucinaciones? Él me dijo que...mierda! ¿Que hago?¿Que hago? Ya lo sé.


Una chimenea más se prende dentro de la ciudad.
Cuanto tiempo esperandote. Sentada en el último lugar donde te besé, rogando porque ese momento fuera eterno. Pero no lo fue. Y ahora te apareces, en el reflejo del agua, con una sonrisa enorme. En mi nuca tu respiración, tranquila, casi melódica, y fría como un témpano. Tus manos acariciando mi pecho. Me doy vuelta y ya no estás. Ya no existes en este lugar. Ni en ningún otro. Pero te seguiré esperando, 5, 10 o 20 años más si es necesario. Volverás, lo sé. Yo dormiré junto a ti en el pasto marcado por nuestras siluetas.
Te dije que algún dia me iría. Que cerraría tu puerta de un golpe y haría caer cada odioso cuadro colgado en esa pared. Esos cuadros supuestamente "artisticos" a los que les dedicabas tu vida, y que perfectamente un niño de 3 años sin creatividad ni imaginación podría haber hecho. Que rompería todo antes de irme, menos aquella linda alfombra que te regalo tu madre para el día de la boda. Aquella la quemaría. Que dejaría al niño en un orfanato, cansado de tener que cuidarlo mientras tu hacias vida social e ibas a exposiciones. Que llenaría de tu costosa pintura las paredes, cansado ya de tener que limpiarlas de tu ropa. Que haría tantas cosas, causaria tanta destrucción, que quedarías devastada.

Tristemente, aún sigo aqui. Limpiando, barriendo, y cuidando al pequeño mocoso cada vez que llega de clases. Todo por un par de dolares que no alcanzan ni para alimentar a ese gran Rottweiller que tienen en casa. Mayordomo para que? Para soportar sus mañas y comentarios indeseables, sabiendo que no podré salir de aqui en toda mi vida.


Me voy de aqui vivo o muerto, aunque no pueda golpear la puerta al salir.
No sé si reirme o llorar por tu profunda cara de sufrimiento. Asi es como siempre quise verte, llorando y de luto, obligada a derrumbarte frente a familia y amigos. ¡Ja,já! ¡Cuanto tiempo lo esperé! Arrodillada frente a una caja de madera, rogando porque todo esto fuera una vil pesadilla, y pudieras despertar a su lado otra vez para no dejarlo jamás. Espero que no me vieras sonreir mientras te abrazaba fingiendo pena por tu pérdida, mientras acariciaba tu cabello y te decía que todo estaría bien.
¿Como explicarte que ya estaba harto de que intentaras ocultarmelo? Yo sabía que el no estaba bien, que no sobreviviría, y como lo festeje en cuanto lo supe. ¿Como explicarte que ese tal por cual que tanto amabas no era más que alguien que se aprovechaba de ti y robaba de tu comida y abusaba de tu hospitalidad?
Aunque tu no lo supieras, yo ya sabía que eramos 3 hacía bastante tiempo, y me negaba a ignorarlo.
Realmente, no puedo decir que odiaba al bastardo. Apenas lo conocía. Pero después de 6 meses de esperarlo junto a ti, soportando tus mañas y tus arranques nerviosos, tus antojos y tus alteraciones hormonales, tu no me agradabas demasiado. Y a pesar de estar unidos por un anillo y las palabras de un sacerdote, la paciencia no es mi fuerte.
Bien por nosotros que ese idiota en formación no se alcanzara a desarrollar por completo, asi me libero de una carga y de una incubadora con antojos, y vuelve la hermosa y simpática esposa que tenía antes. La estaré esperando con ansias.
Ella lloraba a los pies de un río sin final, esperando una respuesta de aquel que alguna vez fue su Dios. De ese a quien alguna vez adoró.
Cae la noche, y ella aún sigue ahi...llorando,desconsolada, triste y solitaria. Entonces una figura femenina se aparece y la cautiva desde lo más profundo, haciendola olvidar a quien alguna vez fue su Dios y plantandole una sonrisa en su cara.
La figura femenina se aleja de a poco, y ella vuelve a estar triste. Todo se vuelve negro. La noche la cubre, y todo parece sombras.
Esa mirada de mujer fuerte e indestructible que atravesaba tus ojos y me intimidaba era idéntica a la de 2 años atrás. A la de ese día de nubes claras y pájaros cantantes, cuando descubrí que tenía más opciones de las que creía, y tú, consintiendome, me acariciaste hasta el atardecer entre furia, besos y amor. Para la noche ya ambas estabamos agotadas, al borde del delirio. Y ninguna podría olvidar este día tan particular y decisivo. Pero algo casi invisible pasó por mis ojos aquella noche, y ese algo fue un anuncio. Supe lo que pasaría ahora, y aún asi segui entrelazandome con tus piernas. Sabía que pronto te aburrirías de mi, nunca fuiste monogama, y yo no podría cambiarlo. Y sabía también que al entrar al departamento, aquella mujer saldría corriendo envuelta en sábanas robadas de nuestra cama, y que tu me observarías con descaro desde el sofá, como diciendome "¿Acaso te creías especial? ¿Es que esperabas algo más de mi parte?". Entonces oiría tu voz. Tu voz dominante, fiera, alucinante. Y te acercarías a mi, solo con el plan de besarme, pues no podría resistirme a ti. Y lo lograrías.
Entre al departamento y alguien golpeó mi hombro para salir, apurada. Mira hacia atrás, no eras tú. Luego fui al salón, y ahí estabas, con olor a sexo y mirada degradante, formulandome preguntas que no podía responder. Me hablaste y mis oidos no te escucharon. Tus manos en mi cara. Mi mente en blanco.



Un sonido de golpe y tu cara enrrojecida, por el dolor y por la rabia. Vi una lágrima tuya caer y entonces supe que ahora tu eras la sometida en nuestra cama.

¿Quién podría explicarme ese escalofrío que recorría mi cuerpo? Él sabia precisamente lo que hacía, hasta volverme loca de placer, mientras reía por mi vulnerabilidad momentanea. Eso es algo que jamás pude contener, la lujuria, la pasión. Siempre fue mi debilidad, mi debilidad espontanea y urgente, que se desataba en cuanto surgía. La misma que fue mis sueños y mis pesadillas, que empezo a crecer desde pequeña hasta hacerse incontenible. La misma lujuria que comenzó a experimentar, porque no era yo, sino ella, y que no podía mantenerse estable. La lujuria, la que hace crecer mi libido dia a dia, el cual descargo con personas como él. Si, la lujuria...mi propio pecado capital.

-Esto es lo último que nos queda, ¿sabes? Nuestro último momento juntos, acompañados por árboles que crecieron junto con nosotros. ¿Serán talados al morir nosotros? ¿O serán acompañantes eternos de nuestra desdicha inigualable?
Ella lo miró, inclinada hacia la segunda opción.
-No llames desdicha al producto de la prohibición. Lo que sentimos es frustración por no poder contra el mundo.
-Pero, querida, ¿Acaso no recuerdas las miradas de aquella gente?
-¿Que si las recuerdo? No creerás que todos ellos perdieron su vista por arte de magia ¿o si?
- ¿Que insinúas?
-Digamos que me encargué de que nadie recibiera esa mirada denuevo. Lo mio no es desdicha, es odio, querido.

El se comenzó a distanciar, aterrorizado por la idea de casi haber cometido suicidio junto a una psicopata homicida. Porque si hizo eso por unas miradas, no le cabía duda de que algún muerto a su cargo habría por ahí.

-¿Que pasa, amor? ¿Es que acaso te asusta que yo sólo quiera lo mejor para esta pareja?
-¿Lo mejor? ¿Es para ti lo mejor asesinar gente?
- Un par de muertos aqui y allá, no son nada. ¿No deseas abrazarme como solias hacerlo, bajo la luz de la luna?
- ¡Já! Eso quisieras...además, estamos en plena luz del día.
-Si me dijeras que si, partiría el cielo en busca de estrellas y un manto negro para poner por cielo.

Ya ninguno de los dos sabía por qué estaba ahi. Ambos sabían que el tren pasaría en un cuarto de hora, y que si no morían juntos, al menos uno terminaría sin vida. Él pensaba en un plan para deshacerse de la loca. Ella pensaba en cómo conquistarlo en menos de 15 minutos.

- Ven aqui, amor mio. Sabes que todo lo hice por nosotros.

Entonces el supo que hacer.

-Tienes razón, amada mia. Perdona mi descaro al contradecirte. No he podido evitar contemplar tu belleza ni siquiera estando enojado con vuestro hermoso ser. Tu virtud ha de ser del tamaño de tu hermosura, y tus defectos deben ser tan pocos como el número de flores que crecen en el frio de la nieve.
-Vuestros halagos han comprado tu perdón, querido.- dice ella, sonriendo.

El se le acercó, la tomó por la cintura, y pegandola a el, la besó. La besó eternamente, con lujuria, con rabia, con amor. Fue en el último minuto cuando aquella mujer se dio cuenta del lugar en donde estaban parados. Ellos, besandose, en medio de la linea del tren,. Ya habían pasado los 15 minutos. Para cuando quiso reaccionar, ya no quedaban más que segundos.El la abrazó tan fuerte, que incluso antes de que el tren pasará, ella ya estaba muerta y perfecta, en sus brazos. Entonces el tren pasó, y ninguno de los dos antes preciosos seres, resultó ni remotamente agraciado frente a la vista humana.



Después de todo, ambos cumplieron el plan inicial.

Jamás crei que esto terminaría así, pero debía acabar. Es que ya me tenías harto de tus actitudes infantiles y malcriadas, siempre desesperandote por cosas pequeñas y preocupandote por la impresión que le dabas a tus vecinos. ¿Que vecinos se preocuparían por ti? Si vivimos en un departamento donde cada uno vive por su lado y no quiere enterarse de los vicios o negocios del otro. Menos de si estás vestida a la última moda o no. Te repeti mil veces que te fueras a tu casa, pero tu seguías haciendo arreglos florales y convirtiendo mi sucio departamento en medio del centro de la ciudad, en un hogar digno de una pareja de homosexuales. Tú sabes, amor, que no lo hice porque te odiara, sino porque no me dejabas vivir. Si, vivir esa "vida de macho pobretón", como tú la llamabas, que tanto me gustaba. Claro que te agradezco que no mancharas la alfombra con sangre, aunque no me extraña, pues aquella alfombra traida del extranjero y que valía más de lo que daría por mi vida, era como el propio mundo para ti. Por lo mismo, la botaré apenas mande esta maleta a la casa de tus padres.Y pensar que podía solucionar todo de un solo golpe. Literalmente.
¡LOCA! Asi me dejaste. Loca.Loca. Eso dicen todos. Que yo estoy loca, paranoica, esquizofrenica, bipolar, psicopata, trastornada. Trastornada como tu mismo alguna vez dijiste, trastornada con el mundo, tan trastornada que no te dejaba dormir. Y esquizofrenica ermitaña, porque nadie comprende que mi mejor amiga soy yo misma y que la sociedad me vale un rábano. Ermitaña como los vagos, esos vagos amigos que nos pedian pan todos los dias, después de las 5. Las 5 hermanas que nos miraban de reojo, coquetas y envidiosas. Envidiosas como tu madre que me odiaba por quitarle a su niñito. Niñito que era más psicopata que yo. Que era un asesino. Asesino como tu mente desviada. Desviada como la mirada de mis ojos ahora, en medio de estas acolchadas habitaciones. Habitaciones como la tuya. Tuya como yo. Yo. Que yo estoy loca, paranoica, esquizofrenica, bipolar, psicopata, trastornada. Trastornada como tu mismo alguna vez dijiste...
Tu me viste ese dia, llorando como siempre, como todos los dias de mi vida. Y yo te mire con esos ojos llorosos que amargaban a quien me viera, con esos ojos llorosos y rojos que asustarían a un machote motociclista. Sé que me veía horrible ese día, entre medio de gente vestida de negro y lágrimas infames, pero aún asi tu me miraste con un amor que jamás había reconocido en la cara de alguien. Inconscientemente te sonrei, sin pensar en el contexto ni desagradable situación que anidaba nuestro cariño. Me tomaste de la mano y me sacaste de ahi con un vigor y una decisión irreconocibles en ti para quién supiera de tu existencia, tu eras el típico debilucho y artistico del salón de clases. Recuerdo que me llevaras a un bosque artificial cercano al funeral y me tomaras por la cintura, besandome. Y recuerdo caer rendida a tus pies, tal prostituta siendo conquistada por un millonario. Era obvio, simple, hermoso. Y yo solo pedia romance y cariño.
Lástima que tu no querías solo eso.
Luego de 2 meses de amarte con ternura, llegó el dia en que nos encontramos solos en tu estudio, tirados en un sofá. Yo mirando el techo, ese techo de madera que ya se derrumbaba, y tu mirando mi rostro que no tenía gracia ni para el más ciego del lugar. Me tocaste donde nadie te habia autorizado, y yo te empujé, botandote del famoso sofá.
Te enojaste.
Podía ver la furia en tus ojos, el cansancio.
Y mi corazón se agitaba desesperado, urgente por ayuda. Mirando a todos lados, buscando forma de escapar. No podía dejarte tocarme, oh no, y menos en contra de mi voluntad. Asi que me tiré por la ventana. Tan simple y efectivo como eso. Y tu te reías, que fue lo que más me sorprendió. Te reías, de frustración, porque te gané. Te gané en tu propio y sucio juego, cariño mio. Me maté y gané.
Ebrio, cómo siempre. Alcoholico de pies a cabeza. ¿Por qué te sigo esperando? Si todos sabemos que tu verdadero hogar el el bar y que tus amigos son los vasos. Y para que decir quién es tu verdadero amor. Y yo aquí, te esperé 10 años como esposa paciente. Ya me tienes aburrida. Con tus ir y venir me vuelves loca y no soporto ese aliento a ron barato con el que llegas después de una jornada de licor, esas jornadas que duran meses. Vamos, que te espero, grandisimo hijo de puta. Vamos si eres tan hombre como lo dice tu sexo, y puedes aguantar un par de meses. Cobarde. Por eso es que un amante llena mi tiempo libre, ¿lo ves?

Ella cerró los ojos, buscando en su mente la última mirada que él le otorgó. Ella lo ama aún, ella lo adora. Pero no sabe que su mente le juega malas pasadas. No recuerda nada. Ella no estaba bien. Nada bien. Lo recordaba con amor, cariño, ternura...ella lo recordaba tal como era.
El era cariñoso, amable, todo un galán. El era el hombre perfecto. Pero los moretones en su brazo no le decían eso. El era el hombre perfecto. Perfectamente idolatrado por una mujer estúpida. Una mujer estúpida y sumisa, de pelo rizado y rubio, ojos grises y mirada escondida.
Era su principe, era su amor. Jamás le haría daño, jamás. La cuidaba y protegía de otras bestias, el era su salvador.
¿Por qué no la querían soltar?
Ella sólo quería correr hacia su cuerpo, hacia dentro de su descuidada casa. Decían que allí había un psicopata. No de los que matan, de los que acechan. Y tomarlo entre sus brazos, para saber que estaba bien, que nada pasaría. Un disparo en su mente.
Dos disparos.
Ella se suelta y corre hacia la casa.
Su amado muerto, pero hace horas. Ya ni color tenía su piel. Los policías venían a buscarla denuevo. Ella lo amaba, si lo amaba.
Un disparo. Dos disparos.
En su mente, otra vez.
Un flashback.
Sangre, odio, traición.
Adiós, adiós.
Y lo recordó todo. Sus besos, su amor, sus sonrisas y su muerte. La muerte que había provocado. Ella corre, corre hacia el dormitorio. En el velador, una pistola. A su sien y ¡búm!
Los policías se detienen y la miran con tristeza.

No es bueno caminar sola de noche. Esas gárgolas me persiguen, lo sé. Me persiguen, inundan mi mente con sus nuevos mandatos. Estoy cansada, ya van 9 difuntos por su culpa. Y después mi cara saldrá en los diarios con el típico titular ofensivo. "La carnicera", "La campesina de matadero", etc...estúpideces sin sentido. Aaaah, gargolas malvadas que trucan mi mente con sus diabolicas caras. Y mi mente, débil y exhausta le hace caso a sus misivas. Y al fin y al cabo, amo el control que aquellas dulces y heladas gárgolas tienen sobre mi. Y seguiré haciendoles caso..y matando. Y matando. Y matando. Hasta aparecer en los diarios con rostro desgraciado y un titular aberrante.
Aire, aire. Eso es todo lo que pido, aire. Aire y un poco de agua. En esta habitación, esta maldita habitación, no hay nada. Y yo muero, muero. Nadie atiende a mis gritos, ni siquiera a mis llamadas de auxilio. Lo peor es cuando entra...oh, cuando entra...me ata a aquella mesa y juega conmigo. Me tritura dedo por dedo, me saca uña por uña. Mis manos sangrantes ya no dan abasto para otra sesión. Quizás ahora juegue con mis ojos, con mi cuello. El otro día la escuche decir que yo no merecía ver cómo me pasaba esto. ¿Me quiere matar o cegar? Que me mate, por favor, que me mate. Le daría todo lo que me queda de fortuna...pero ¡Que me mate! Si tan solo hubiera notado el poder de esta sirvienta, la hubiera eliminado de inmediato. Oh no...ahi viene denuevo. ¡No, no...no porfavor! ¡Te lo daré todo, lo juro! ¡No quemes mis ojos, lo ruego...no quemes mis ojos! ¡Aaaaaaghh!
Así la encontré, tirada en el piso de mi casa. Drogada con cloroformo, y desnuda.
Parecía dormir, como cuando iba a mi casa y cansada tras un arduo dia laboral, se iba a descansar a la cama que por aquellos tiempos compartiamos. Mi casa era pequeña, y no tenía donde más dejarla reposar.
Pobrecita. Cuando despertara y se diera cuenta de lo que le había pasado, querría desaparecer del mundo. Aunque, debo decir, espero que no recuerde que el culpable en todo esto fui yo. Eramos amigos desde la infancia, y desde su provocadora adolescencia que me costaba resistirme. Jamás me le insinue, ni siquiera trate de tocarla. Pero las ganas de poseerla se hicieron demasiadas. Ella tuvo la culpa. Ella, siempre coqueta, conmigo y con quien se le atravesara, casi sacandome celos. Y no pude controlarme, no pude. Se lo merecia, la muy perra. Se follaba a quién lo quisiera y la muy puta, jamás me dejo si quiera tocarla un poquito. Ni siquiera un poquito. Ella no tenía ni que moverse. Decía que me tenía "un cariño especial". ¿Que clase de hombre acepta eso? Tengo malditas necesidades, y no voy a esperar a que ella le baje la pasión por mi. De todas formas, lo más probable es que no se de ni cuenta. La visto, la pongo en su cama, y para cuando despierte creerá que todo fue una pesadilla. No sería la primera vez. Maldita perra.
Me sentía agobiada. Era demasiado, y no podía continuarlo. Ví tu carta en el velador, sombría, mortal. Triste. Me decias que me amabas, pero que no podías soportar el estruendo de la opinión popular. Oh, mi amada. ¿Por qué siempre te afecto tanto lo que decía la aristocracia? Tu eras de mayor rango y casta que cualquiera de ellos. No porque ambas fueramos doncellas, debías atemorizarte de sus comentarios. Siempre te dije que podría ser tu amante, y tu cumplir con la petición de matrimonio. Correría el riesgo por tu pasión eterna. ¿Que demonios hablo? No estamos en la época colonial, y ninguna de las dos era doncella. Cada una, por su lado, tenía más experiencia que todo nuestro barrio junto. Cada hombre del pueblo sabía el telefono de al menos una de nosotras. Pero debo decir que te extraño.
Maldita. No me dejaste partir contigo.
Mi corazón bombea aire...desilusión.
Nostalgia.
¿Dónde estás?
Amor, ¿Dónde estás?
Necesito ir a buscarte.
¿Qué es eso? Escucho un tambor...lento..más lento...quizás son las drogas que tome para calmar mi dolor. Oh, el tambor para..de a poco.
Suenan ambulancias, y luego un pitido.
Largo.
Corriente eléctrica y todo se acabo.
Allá voy, mi doncella.

Cambio de casa.

Bienvenidos a "Mentes frías, camas calientes", nombre que elegí por ser el nombre tentativo para el libro que quiero sacar con dibujos de Diego Monzalvett. Este blog estará dedicado a cuentos de mi propiedad. Quizás de vez en cuando postee un poema, pero no cuenten con ello. Suerte, y que tengan dulces sueños.