miércoles, 29 de octubre de 2008

Cuanto tiempo esperandote. Sentada en el último lugar donde te besé, rogando porque ese momento fuera eterno. Pero no lo fue. Y ahora te apareces, en el reflejo del agua, con una sonrisa enorme. En mi nuca tu respiración, tranquila, casi melódica, y fría como un témpano. Tus manos acariciando mi pecho. Me doy vuelta y ya no estás. Ya no existes en este lugar. Ni en ningún otro. Pero te seguiré esperando, 5, 10 o 20 años más si es necesario. Volverás, lo sé. Yo dormiré junto a ti en el pasto marcado por nuestras siluetas.

No hay comentarios: