miércoles, 29 de octubre de 2008

¿Quién podría explicarme ese escalofrío que recorría mi cuerpo? Él sabia precisamente lo que hacía, hasta volverme loca de placer, mientras reía por mi vulnerabilidad momentanea. Eso es algo que jamás pude contener, la lujuria, la pasión. Siempre fue mi debilidad, mi debilidad espontanea y urgente, que se desataba en cuanto surgía. La misma que fue mis sueños y mis pesadillas, que empezo a crecer desde pequeña hasta hacerse incontenible. La misma lujuria que comenzó a experimentar, porque no era yo, sino ella, y que no podía mantenerse estable. La lujuria, la que hace crecer mi libido dia a dia, el cual descargo con personas como él. Si, la lujuria...mi propio pecado capital.

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