lunes, 20 de abril de 2009

Un solo beso de su alma, un solo beso de su ser. Quien podría adivinar que tal resfriado sería mi condena de muerte, mi infierno y mi cielo a la vez. Y no me arrepiento. Es que si usted, señor, conociera sus labios, su pasión, su belleza, su esplendor...¿Podría acaso negársele a un ángel de alas plateadas que hoy se manchan de negro? ¿Cómo podría yo saber que mi tortura sería a la suya? ¿Cómo podría imaginar siquiera que sería yo quién la esperaría, ya curado, con los brazos abiertos? Oh, señor, usted no imagina mi dolor. Y al querer alejarme a un reino de ella, oh señor, nos condena al sufrimiento eterno. Puedo prometerle, jurarle por todo lo que tengo, que aquel beso no fue lujuria ni pasión, sino puro y fiel amor. Que jamás supe que tal beso, que contenía todo mi cariño, podría desencadenar esto. Señor, mi conciencia ya es suficiente castigo, no la castigueis a ella por igual.

Mi señor, como podría yo saber que al besar sus labios genoveses la muerte negra de los esqueletos danzantes nos concedería el respiro final. Cómo sabría que el triunfo de la muerte nos iría a condenar.

1 comentario:

Unknown dijo...

los 2 mueren por culpa de un beso? no se parece a tu teoria sobre que le paso al escritor en el molino frances?